
No había bombillas de camino a casa ,me detuve besando cada farola
Amarrada a una luz más que artificial, las lágrimas rodaban como piedras ácidas
Susurrando a la noche del todo vendida la tos se movía de fuera hacia dentro
Los árboles grises tiraban las hojas, tratando de herirme con su fuerza inútil
Hablando sin alma, dejando mi cuerpo... Llévame al lugar de besos rasgados;
he mordido paredes y tragado ladrillos. El estómago lento digiere la inercia.
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