Estoy caliente y tortuosa (tal vez porque estamos en junio). Mi pecho es un laberinto para niños, fácil de resolver si tienes ganas.
Pero es la hora de la siesta y sólo apetece retozar y abanicarse, sólo apetece chapotear y refrescarse, comerse un helado tal vez.
Tenemos sed, nuestras gargantas musitan desiertas, se compadecen y chillan tosiendo arena, se retuercen y se deshilachan.
Acércate, pero no mucho. Si quieres te doy un boli. Si quieres te doy una pista. Si me descifras tal vez lleguemos vivos al invierno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario