El robot se queja, porque tiene la aorta rota. Sangra líquidos y llora líquidos porque le han liquidado.
“Sabías que no debías despistarte” – se dijo

El martes el robot era metal, una aleación de materiales innombrables y aburridos. El robot era predecible, perfecto, sin sexo, ortodoxo.

El miércoles el robot mutó, se hizo híbrido y los cables fueron venas y el carburante bilis y su GPS se transformó en orientación. Un ser mixto, como un vagabundo con una pierna ortopédica.

El jueves fue consciente de su consciencia y deseo morir porque sabía que algún día moriría.

El viernes se arrancó el cuadro de mandos. Se llevó con ello dos uñas y un montón de pieles. Se hizo nudos en los cables y lazos en los nudos y se sintió artístico, creador y autoasesino.

El sábado por la mañana se arrepintió, pero ya era más que tarde.

No hay comentarios: