Retal y pleistoceno son sus manos
sin arrugas, ni vendimias, pero de siempre.
Como un rosario de piezas ocultas
atesora personas y confesiones
y el cajón se le desborda, pero clava estanterías
y hace hueco para los días fértiles.
Imposible creer que un día fue una niña,
por lo lleno de sus ojos.
Su carne se desplaza aplastando costillas
y las Evas se vuelven absurdas y obsoletas.
2 comentarios:
soy el visitante 2010, una odisea en tus estanterías.
Mujer, amé
"Imposible creer que un día fue una niña,
por lo lleno de sus ojos"
Saludos.
Publicar un comentario