Retal  y pleistoceno son sus manos
sin arrugas, ni vendimias, pero de siempre.

Como un rosario de piezas ocultas
atesora personas y confesiones
y el cajón se le desborda, pero clava estanterías
y hace hueco para los días fértiles.

Imposible creer que un día fue una niña,
por lo lleno de sus ojos.

Su carne se desplaza aplastando costillas
y las Evas se vuelven absurdas y obsoletas.

2 comentarios:

Jose Abellán dijo...

soy el visitante 2010, una odisea en tus estanterías.

PPPM dijo...

Mujer, amé

"Imposible creer que un día fue una niña,
por lo lleno de sus ojos"

Saludos.