Como chocolate, fumo y doy tragos de cocacola en un mismo espacio-tiempo, como una perfecta Bridget Jones mediterránea.

Me miro el culo en el espejo sin mucho éxito, temiendo que mi cabeza dé una vuelta completa, como una ridícula niña del exorcista.

Me depilo el entrecejo y estornudo, y me caen lagrimones como puños, pero soy feliz, porque le doy una patada simbólica a mis antepasados los cro-magnones.

Veo películas predecibles con carrera final en el aeropuerto y me conmuevo absurdamente con el apasionado beso anterior al "the end".

Chillo como un cochinillo cuando juego al futbolín, al tenis, al billar o a los dardos, intentando aliñar mi torpeza y consiguiendo curiosamente quedar como una histérica de manual.

¿Y qué le voy a hacer, si traigo algunos accesorios de serie?

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