Cada palabra se ahoga en cada lágrima. Y cada lágrima se abre paso entre las pestañas, en un planeta de ojos cerrados.
Y cada lágrima se suicida desde su casa de agua, en un acantilado de pómulos, con el pelo suelto y el vestido vaporoso.
Y cada lágrima se agarra a un suspiro, esos inútiles paracaídas de aire.
Y en cada lágrima un trocito de mí.
Y en cada lágrima un trocito de ti.
Y en suelo un puzzle mojado indescifrable.

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