Muerte y sosiego. Ser un acantilado enfadado, de los de barbilla alta, de los de piedras antiguas, de los que no se desprenden.
Domesticar la necesidad de salir a la calle, desnudos y pegando gritos, como niños locos. Porque tener la impotencia por montera trae consecuencias feas.
Muerte y sosiego por no matar y sosegarse después.
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