Imagen de Mikamatto
Alicia le miró, con sus ojos rosas. Le pareció una mirada de reproche, pero era imposible, Alicia no tenía sentimientos.
Entró en la casa, con sus andares mecánicos, balanceándose como una marioneta con los hilos flojos.
Como ya era costumbre, Lorenzo se sentó en el centro del salón y Alicia abrió su maletín para revisarle.
- "Tensión correcta" dijo sin tono ni son.
- "Me duele la espalda, aquí arriba, échale un vistazo, por favor"
Y así, durante más de media hora, Alicia comprobó sus niveles, sus flujos, sus tránsitos y su estado de ánimo
- "Es recomendable que dejes de intoxicarte. No sé qué hiciste ayer, pero tienes una semana menos de vida"
*Este texto forma parte del relato colectivo Hipervinkana
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