Le gusta comerse los corazones de otros, como si fueran magdalenas.
Luego los vomita porque no le gusta sentirse hinchada.
No puede evitarlo, tiene ansia de sangre y arterias.
Pero luego se siente culpable y se mete los dedos para sacárselos.

Bulímica de mierda, ojalá un día te atragantes y se quede atascado un trozo, en la campanilla.
Un trozo que siga latiendo, pum pum, 120 pulsaciones por minuto, acelerado.
Así no podrás comer, ni vomitar y te convertirás en la esclava de los latidos de otro, como nos pasa a los demás.

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