Tengo una rebanada de Pan Bimbo entre las manos y me mira con los ojillos dilatados. Dice que tiene frío y llora.
Intento convencerle de que no tiene razón para sentirse solo, que hace muy buena pareja con muchas cosas y que pronto encontrará a alguien a quien poder abrazar. Le digo que es un alimento muy versátil, que puede adaptarse al dulce, o al salado, o al amargo sin despeinarse. Pero no me hace caso y llora, llora, llora...
Entonces le digo que tiene mucha suerte, que puede montárselo solo, en plan tostada, o en pareja, como canapé o incluso en trío, como sandwich. Pero nada puede consolarle y sigue llorando como extratierno que es.
Al final me rindo, no hay nada que hacer y con todo el dolor de mi corazón, y aprovechando que está mojadito, me hago una torrija.

No hay comentarios: