Me espacio en mi propio espacio, mientras los silencios son el máximo común divisor.
Una cucaracha aparece, rechoncha y con cara de susto, y huye de mí como buena superviviente que es.
Pienso en la posibilidad de vivir con ella, sin ponerle correa, pero estoy de mal humor y la aplasto, con el recogedor de metal. La cucaracha muere y se levanta un eco estrepitoso.
Me baño en el eco y me quedo fría, cuando se va. Cualquier sonido es bueno cuando no tengo ganas de escucharme y hoy me he portado mal y no tengo nada de decirme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario