Con el armario lleno de huesos más vivos que nosotros mismos, nos encerramos en la habitación y hablamos de revoluciones y modernidades.
Desaturados, collageros, artesanos de arterías.
Nos apartamos a nuestros abuelos como moscas, o los metemos en un vaso para dibujar cómo vuelan, para hacer un video de cómo se quedan sin oxígeno, para escribir una canción sobre cómo se pudren unas alas. Pero nosotros no volamos, ni molestamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario