Entre dos pecados deambula
tambaleándose en una cuerda escasa
y no sabe si agarrarse o buscar un paracaídas.
Entre dos delitos se la juega
haciendo malabarismos con una llave y sus esposas
y no sabe si entregarse o comprarse un antifaz y una peluca.
Entre dos aludes se pasea
avanzando con unos skies defectuosos
y no sabe si gritar o correr desesperado hasta el refugio.
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