
La memoria da miedo, porque hace vida por su cuenta. A veces te deja flores en la puerta y otras te escupe con cara de enfadada, o te da pellizcos hasta que se te saltan las lágrimas.
Es un poco defectuosa, funciona para lo que le da gana, y es una de las mejores coartadas para engañarnos a nosotros mismos.
Las memorias se dan puñetazos entre sí cuando no se conocen, hasta que una sale ganando o se van cada una por su lado sin darse la vuelta. Otras veces se restriegan trapos sucios por las caras, porque son memorias con mucha memoria, de las malas.
En los días tiernos, se despiertan unas a otras, de un beso en la frente, y la que estaba dormida sonríe y abre los ojillos, desperezándose.
La memoria a veces coje carrerilla y salta, y luego vuelve para contarte lo que ha visto.
La memoria a veces se muere antes que tú y da mucha pena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario