Ser habitable no es fácil, hay que conocerse mucho y hacerse algunas reformas. Yo era un piso pequeño, con una terraza enorme. En principio no suena mal, pero la terraza estaba siempre sucia y llena de grietas porque llovía a menudo y se quedaba hecha un asco.
Pensé en ponerme un toldo verde, de esos que tienen flores en la parte de dentro, pero el viento también era cosa habitual y habría acabado volando por los aires.
Así que allí estaba yo, con buenas vistas, pero con cara de vieja.
Un día, hojeando el periódico vi un anuncio que me llamó la atención: "Chico espacioso, bien comunicado y luminoso. Totalmente amueblado y con vistas al mar" y sin dudarlo agarré el teléfono y le llamé.
Hicimos buenas migas en seguida, a pesar de que él tenía muchas escaleras y yo estaba casi siempre húmeda y tiritando. Así que decidimos unir fuerzas y montarnos un dúplex.
Nos encanta recibir visitas, así que si tienes las piernas fuertes y un buen chubasquero, puedes venir a vernos cuando quieras, sobretodo si eres un trastero o un garaje, que es lo que nos falta.
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